RCM3 se basa, pues, en la puesta de manifiesto de todos los fallos potenciales que puede tener una instalación, en la identificación de las causas que los provocan y en la determinación de una serie de medidas preventivas que eviten esos fallos acorde con la importancia de cada uno de ellos. A lo largo del proceso se plantean una serie de preguntas clave que deben quedar resueltas:
- ¿Cuáles son las especificaciones y parámetros característicos de cada ítem que se analiza, ya sea un área, un sistema, un subsistema o un equipo?
- ¿Cuales son las funciones que se pueden deducir de dichas especificaciones?
- ¿Cómo falla cada ítem, es decir, qué funciones deja de cumplir cuando se produce un fallo?
- ¿Cuáles son las causas de cada fallo, que pueden llegar a ser muy numerosas, e incluso pueden combinarse entre sí?
- ¿El fallo y sus causas son visibles o por el contrario, son ocultas y solo se manifiestan cuando se produce otro fallo consecuencial?
- ¿ Cuáles son las consecuencias tiene cada modo de fallo teniendo en cuenta cómo afecta a la seguridad de las personas, al impacto medioambiental, a la producción, a la calidad o al coste de reparación?
- ¿Qué probabilidad hay de que una causa o modo de fallo se materialice y provoque el fallo?
- ¿Qué medidas pueden adoptarse para evitar que se materialice cada modo de fallo, de acuerdo a la importancia de éste y a sus consecuencias?
- ¿Qué debe hacerse si no es posible evitar un fallo?
La solución a estas preguntas para cada una de las áreas, sistemas, subsistemas y equipos que componen una instalación conduce a la determinación de los fallos potenciales, las causas de éstos y las medidas preventivas que tendrán que adoptarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario